Nuestras instituciones han tenido que adaptarse con lo que tienen a disposición, para ser frente a estos nuevos desafíos que plantea el mundo actual. Ser es VER en el mundo de hoy, y lo que vemos a diario está íntimamente relacionado con lo que oímos, hablamos, pensamos y creemos, eso crea el mundo que nos rodea. Todos estos cambios afectan de manera directa a las esferas más íntimas y privadas de las personas, como así también las instituciones del ámbito público-privado, aquellas que tienen un rol importante de socialización dentro de nuestra sociedad como son las escuelas.
Estos organismos surgieron en un momento histórico determinado y caracterizado por las exigencias de un nuevo tipo de sociedad. Podemos afirmar que el orden social instaurado tras la primera Revolución Industrial necesitaba de un instrumento capaz de transmitir una nueva cultura del trabajo y de las formas de vida recién estrenadas. La necesidad de adaptar a los ciudadanos al nuevo estilo de vida convirtió a la escuela en el agente más eficaz para esta nueva socialización a nivel mundial.
Desde hace mucho tiempo se está reconociendo que es imprescindible proponer nuevos paradigmas sociales que trasciendan las disciplinas que han evolucionado para respaldar el sistema actual, o esta tercera revolución. Esto nos recuerda el paralelismo de la observación de Alfred Schmidt (1978) de que sólo nos damos cuenta del significado de la relación entre la sociedad y la naturaleza cuando la forma peculiar en que ha evolucionado la organización social dominante y ha ejercido su capacidad devastadora.
Por ende, para superar el impasse propositivo actual, sería necesario entender las limitaciones de los paradigmas vigentes e identificar los nuevos caminos posibles que nos lleve a un gran progreso, desarrollo personal, familiar y social. Las herramientas y el tiempo nos permitirán establecer un ritmo de avance que será reflejado en el desarrollo y progreso de las personas.
Lo mejor que les podemos brindar a nuestra comunidad y una herencia única que le podemos dejar a las futuras generaciones es implantar en la sociedad nuevos paradigmas que se adapten y mejoren las situaciones actuales, pero por supuesto bajo la orbitas de los valores cristianos, espirituales, morales y humanos. Será esta decisión de esta magnitud y característica que permitirá lograr el mejoramiento de nuestros hombres y a su vez de nuestra sociedad.
La construcción de una nueva teoría es un tema recurrente que ha sido resistido por muchos sectores, durante años. Pero hoy es indispensable traer al escenario y tomar cartas en el asunto. Compañeros no adivinemos el futuro, construyámoslo entre todos. Porque el futuro no se adivina, se construye.
Diario Peronista