Refundación del Estado

“Un Gobierno Centralizado,
un Estado Descentralizado
y un Pueblo Libre”.
Juan Domingo Perón

Los argentinos deben comprender que es necesario revolucionar o en otras palabras evolucionar en el campo político, económico y social para el bien de nuestra sociedad. Si no lo hiciéramos por debilidad, por temor o por cansancio el cumplimiento de nuestros postulados, pasaríamos a la historia como cobardes y no mereceríamos ni siquiera tan solo el recuerdo. Pasaríamos a la historia como débiles de carácter.

La organización es sin duda el imperativo más importante en estos tiempos. No hay nada, ni nada se puede hacer sin organización. El camino de las naciones como la nuestra, la estructuración y la organización representan los cimientos que hay que echar para asegurar un porvenir, que Dios quiera que sea libre y glorioso.

Tras décadas de democratización, de reformas económicas, sociales, nuestro país continúa confrontando una serie desafíos, no solamente para consolidar aun más su democracia sino también para profundizar y afianzar su economía para que nos permita de una vez crecer y desarrollar la Argentina a la que todos aspiramos. Perón dijo: hay que tener el valor de reconocer cuando un principio aceptado como inmutable pierde su actualidad. Aunque se apoye en el derecho, la ciencia o la misma tradición.

La globalización está enmarcada por un sistema de reglas establecido por los centros de poder mundial. Existen severas consecuencias para aquellos países que no toman en cuenta el tiempo en una decisión. El tiempo es un factor determinante y decisivo en este nuevo siglo. Es por eso que las decisiones se toman en tiempo real por más drásticas que sean. Cabe entonces señalar que un gobierno centralizado significa básicamente un gobierno capaz de formular estrategias que permitan cabalgar los acontecimientos mundiales.

Por este motivo nosotros debemos comenzar a pensar ya en grande. Ese juego de enanos que se ha dado en muchas oportunidades, tenemos que abandonarlo. Hay que pensar señores, en que ya el mundo y sobre todo, los grandes países están pensando en que esta evolución que nosotros hemos presenciado, va a desembocar, quizás antes que comience el siglo XXI en una Organización Universalista que remplace al continentalismo actual. Y en esa organización se llegara a establecer un sistema de poder en que cada país tendrá sus obligaciones, vigiladas por los demás y obligado a cumplirlas aunque no quiera, porque es la única manera en que la humanidad podrá salvar su destino. Es así que nosotros debemos comenzar a pensar y debemos comenzar a pensar también, que ese universalismo ha de estar organizado por alguien y que si nosotros no nos disponemos a intervenir en la organización de ese internacionalismo, todos nuestros años de lucha por liberarnos serán en vano, porque las decisiones que tomen lo harán en su provecho y no en el nuestro.
Juan D. Perón

Así como el gobierno debe ser centralizado necesitamos además un estado totalmente descentralizado y organizado. Hoy transferencia de poder, es sinónimo de descentralización, de responsabilidades, funciones y capacidad planificadora, junto con los correspondientes recursos, desde el estado nacional, hacia las regiones, hacia las jurisdicciones provinciales, municipales y las organizaciones no gubernamentales. Esto permitirá establecer con mayor eficacia las denominadas reformas de segunda generación y en particular la redistribución equitativa del ingreso, la lucha contra la pobreza y la corrupción, el acceso a la educación, salud y seguridad.

Un pueblo libre es sobre todo, un pueblo perfectamente organizado, con capacidad de asumir, afrontar y solucionar los problemas planteados por la globalización. Una ventaja competitiva del país en el orden internacional sería la capacidad de organización e iniciativa de nuestro pueblo.

Este 2015 es para pensar en grande, cualquiera que sea el candidato que tome la responsabilidad de la dirección del país, es necesario por un lado, asegurar una acción mancomunada porque lo fundamental es la salvación de la comunidad; por el otro lado, los argentinos tenemos que empezar hablar y actuar sin reservas mentales, sin sectarismo y sin exclusiones de ninguna naturaleza. Este es el gran consejo que nos dejo el general para este Gran Año.